La delgada delegada
permite ser halagada
¿y es que acaso a quien no agrada
sentirse ser deseada?
En esta alargada amalgama
desde malaga a moscú
dudo que haya una dama
que ante tal amago no haga
un rubor en su virtud
domingo, 18 de julio de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
Oasis
Dejandome llevar por el suave mecer,
En mi piel el compás de las gotas al caer,
El relax, no pensar, descansar, sólo ser
Animal, mi memoria, mis recuerdos,
Mis momentos de placer.
Escoger no sufrir como forma de vivir,
Disfrutar cada segundo que me queda en mi existir,
Elixir, manantial, nunca pares de manar,
No me llores por un mar,
No te olvides que al final,
No se trata de distancia,
Sino modos de pensar.
Pide los deseos que deseas que se cumplan,
Los caminos los alumbran las colas de los cometas,
No te preocupen las metas,
Los destinos ni sus tretas,
Puedes viajar sin maletas,
Es más, de hecho, si lo piensas,
Toda tu vida fue así.
Siente hondo, siente fuerte, llora, grita, rie, muerde,
No permitas que la suerte,
Marque que ha de sucederte,
Que la muerte sólo sea un paso más de los que dar.
Toma riendas, marca rumbos,
Coge trenes, trota mundos,
Vuela lejos, vagabundo,
También podemos hacerlo juntos.
Los vientos siempre a favor,
En tu mano están las velas,
Vira el timón a estribor,
A babor,
A donde quieras.
Sueña con los regresos y persigue todo beso
Que desees recibir.
En mi piel el compás de las gotas al caer,
El relax, no pensar, descansar, sólo ser
Animal, mi memoria, mis recuerdos,
Mis momentos de placer.
Escoger no sufrir como forma de vivir,
Disfrutar cada segundo que me queda en mi existir,
Elixir, manantial, nunca pares de manar,
No me llores por un mar,
No te olvides que al final,
No se trata de distancia,
Sino modos de pensar.
Pide los deseos que deseas que se cumplan,
Los caminos los alumbran las colas de los cometas,
No te preocupen las metas,
Los destinos ni sus tretas,
Puedes viajar sin maletas,
Es más, de hecho, si lo piensas,
Toda tu vida fue así.
Siente hondo, siente fuerte, llora, grita, rie, muerde,
No permitas que la suerte,
Marque que ha de sucederte,
Que la muerte sólo sea un paso más de los que dar.
Toma riendas, marca rumbos,
Coge trenes, trota mundos,
Vuela lejos, vagabundo,
También podemos hacerlo juntos.
Los vientos siempre a favor,
En tu mano están las velas,
Vira el timón a estribor,
A babor,
A donde quieras.
Sueña con los regresos y persigue todo beso
Que desees recibir.
sábado, 10 de julio de 2010
Disculpe ¿Me permite?
-Disculpe. ¿Me permite que le cambie el sitio?
Me quité los cascos.
-¿Qué?
-Si, mire, a mi amigo y a mi nos han vendido billetes separados y nos preguntabamos si usted nos haría el favor de cambiarnos el sitio. ¿Ve? Mi asiento tambien tiene ventana, es tan sólo cuatro filas más alante.
-Ah, si, claro. Ningún problema.
Cuando desperté había una chica joven, asiatica, sentada a mi lado y nada más abrir los ojos me sonrió.
Abrió su bolso y sacó un paquete del tamaño de un libro mediano envuelto en papel y me lo ofreció.
-Hai chi tanaka onkeoh
-Eh...disculpe...no hablo...
Me volvió a ofrecer el paquete con una sonrisa. En ese momento pensé en el hombre que me había cambiado el sitio. Miré a mi asiento original y en su lugar se encontraban dos monjas. Debió haberse bajado en alguna de las estaciones intermedias del trayecto.
-Hai chi u na tu onkeoh
Insistia tanto en ofrecerme el paquete que lo acepté con un asentimiento de cabeza.
-Ta a na dza ma mister Hua Ling
Eso si lo había entendido. Todavía con el paquete en mis manos le dije.
-Me not Mister Hua Ling, yo no soy Hua Ling. Hua Ling no.
Cuando ella me sonrió de nuevo me dí cuenta de que yo con mi cara de españolito de pro no podía pasar por Hua Ling, de manera que me debía estar queriendo decir otra cosa...
Ella se dispuso a marcharse y yo hice un amago de devolverle el paquete que contestó negando con su cabeza mientras me ofrecía la mejor de sus sonrisas.
El paquete pesaba como quinientos gramos y dentro del papel había una caja aterciopelada decorada con motivos asiaticos. La caja tenía una pequeña cerradura dorada y una pequeña piecita de metal que tenía estampadas las siglas A.A.S.
Intenté forzar un poco la cerradura pero no hubo forma y enseguida estabamos llegando a la estación.
Guardé el paquete en mi maleta y bajé del tren.
Mientras caminaba hacia la salida me olvidé un poco del tema porque había un grupo de policias cacheando a un hombre trajeado mientras los perros olisqueaban su maletin, sinembargo al salir al exterior y encontrar al tipico chofer con el cartelito esperando con las siglas A.A.S. volví a mi juego de espias.
Realmente no tenía nada mejor que hacer esa tarde asi que decidí esperar a un lado tomando algo en la cafetería para ver a quien recogía el chofer.
Una vez habían salido la gente de mi tren, el chofer seguía esperando, pero bajó el cartel e hizo una llamada de telefono. Mientras hablaba, miraba a su alrededor, y derrepente se fijó en mi, asintió y se me acercó mostrandome el cartel.
-¿Arthur Arscroft?
Esto era demasiado divertido como para dejarlo aqui.
-Yes
-¿Habla usted castellano?
No quería ser descubierto asi que puse un poco de acento como a mi me sonaba que un Arscroft debería hablar.
-Shi, hablou un poco el espaniol.
-¿Me acompaña por favor?
-Va a llevharme usted a mi houtel?
-No hay tiempo ahora, le llevaré más tarde, el señor Ling está preparado.
-Okey
Mientras estabamos en el coche que no resulto ser una limusina sino algo más sencillo sin perder la clase, me preguntaba que pensaría el señor Ling al encontrarme, si se daría cuenta de que yo no soy Arthur Aracroft, y sobretodo, qué esperaria de mi.
Llegamos a un hangar en una zona poco fecuentada por seres vivos aparte de ratas, cucarachas y otros humanos similares. Y alli se detuvo el coche.
Vale, ahora estaba empezando a dudar si había sido buena idea jugar a Bourne.
El chofer no bajó a abrirme pero me dió a entender que debía bajarme. Dos chinos grandes y calvos protegían una puerta oxidada y uno de ellos la abrió mientra el otro gruñia un poco.
Dentro un largo pasillo oscuro que al final tenia una puerta apenas iluminada. Caminé oyendo los ecos de mis propios pasos. Llegué a la puerta donde se leia claramente Hua Ling.
Abri la puerta y me encontré una habitación bastante oscura y en el medio, una mesa en la que estaba tumbado un hombre asiatico, inconsciente, inmovilizado con grilletes a la mesa.
MIERDA.
O Hua Ling significa "Qué putada" o es este señor.
Ni la habitación ni el pasillo parecían tener ventanas y estaba seguro de que tras la puerta por donde entré, seguian los gorilas gruñones.
Ahora si que había dejado de gustarme ser james bond
Aunque realmente tampoco sabía qué esperaban de mi. Por un momento pensé en si el señor Ling estaría muerto y me acerqué, y junto a el en una pequeña mesita encontré una llave.
Intenté usarla para abrir los grilletes y en ese momento tuvo un espasmo.
Joder que susto, esas cosas no se hacen, y menos aqui en este sitio...y menos a mi....
De todas formas la llave no entraba en el candado de los grilletes asi que sólo había otra posibilidad.
Saqué la caja que me había dado mi "amiga" del tren y probé la llave en su cerradura.
CLICK
Abri la cajita aterciopelada y dentro había una jeringuilla llena de un liquido verde...
Vale. Ahora todo tenía más sentido, esta gente me quiere de verdugo. Guay.
Ahora. ¿COMO LECHES SALGO DE AQUI?
Diez minutos después seguía igual, pero más acojonado y todavía sin plan. Pero ya me estaba planteando otras posibilidades...
A lo mejor es una jeringuilla llena de medicina...¿No ves que el pobrecito está mal?
Aparte ¿A mi qué me importa este Hua Ling? Me importo yo, y aqui y ahora es o le planto la jeringa o...Preferiría no pensar en el resto de posibilidades.
Cogí el liquido verde y me acerqué al cuerpo.
-Señor Ling, nada de espasmos ahora ¿ok?
Y ¿Donde clavo yo esto?
Despues de pensar todas las posibilidades decidí que en el cuello, si es mortal, que actue lo más rapido posible...
La clavé de golpe y vacié el émbolo.
-Venga, venga...
Saqué la jeringuilla y me alejé dos pasos. La imagen de la heridita en el cuello con el reguero de liquido verde saliendo de ahí no era muy agradable.
Bueno...
Ya está....
Esto era todo ¿no?
Recogí mi maleta y me dirigí hacia la puerta.
Sinembargo un ruido burbujeante me detuvo apenas habia tocado el picaporte. Miré de nuevo al señor Ling. Su cuerpo se había inflado 3 veces su tamaño y se había puesto verde como el liquido que le había inyectado.
Mierda, a lo mejor debí inyectarlo en otro sito.
Los grilletes saltaron en mil pedazos y de la garganta del señor Ling comenzó a salir un ruido gutural.
Su cuerpo seguía aumentando de tamaño y de golpe abrió los ojos y me miró.
El ruido gutural subi un tono y yo decidí que era el momento de salir de allí.
Abrí la puerta y corrí por el pasillo mientras oia a mis espaldas como la masa antes conocida como Hua Ling comenzaba a perseguirme destrozando a su paso el metal.
Los gorilas me miraron sorprendidos, pero enseguida tuvieron algo más grande de lo que sorprenderse.
Yo seguí corriendo hacia un descampado que había cerca. En un vistazo rapido a mi espalda vi como uno de los gorilones era aplastado como una uva.
Al ser de noche no me di cuenta de que el descampado estaba rodeado de una valla metalica. Choqué contra ella, caí al suelo y perdí el sentido.
Cuando desperté era de día, además había un sol horrible que me había quemado toda la piel de la cara y los brazos.
No había rastro de Hua Ling y de entre los escombros del hangar recuperé mi maleta...
Y bueno...
Esto fue lo que me sucedió, asi que lo siento pero no...
No le cambio el asiento.
Me quité los cascos.
-¿Qué?
-Si, mire, a mi amigo y a mi nos han vendido billetes separados y nos preguntabamos si usted nos haría el favor de cambiarnos el sitio. ¿Ve? Mi asiento tambien tiene ventana, es tan sólo cuatro filas más alante.
-Ah, si, claro. Ningún problema.
Cuando desperté había una chica joven, asiatica, sentada a mi lado y nada más abrir los ojos me sonrió.
Abrió su bolso y sacó un paquete del tamaño de un libro mediano envuelto en papel y me lo ofreció.
-Hai chi tanaka onkeoh
-Eh...disculpe...no hablo...
Me volvió a ofrecer el paquete con una sonrisa. En ese momento pensé en el hombre que me había cambiado el sitio. Miré a mi asiento original y en su lugar se encontraban dos monjas. Debió haberse bajado en alguna de las estaciones intermedias del trayecto.
-Hai chi u na tu onkeoh
Insistia tanto en ofrecerme el paquete que lo acepté con un asentimiento de cabeza.
-Ta a na dza ma mister Hua Ling
Eso si lo había entendido. Todavía con el paquete en mis manos le dije.
-Me not Mister Hua Ling, yo no soy Hua Ling. Hua Ling no.
Cuando ella me sonrió de nuevo me dí cuenta de que yo con mi cara de españolito de pro no podía pasar por Hua Ling, de manera que me debía estar queriendo decir otra cosa...
Ella se dispuso a marcharse y yo hice un amago de devolverle el paquete que contestó negando con su cabeza mientras me ofrecía la mejor de sus sonrisas.
El paquete pesaba como quinientos gramos y dentro del papel había una caja aterciopelada decorada con motivos asiaticos. La caja tenía una pequeña cerradura dorada y una pequeña piecita de metal que tenía estampadas las siglas A.A.S.
Intenté forzar un poco la cerradura pero no hubo forma y enseguida estabamos llegando a la estación.
Guardé el paquete en mi maleta y bajé del tren.
Mientras caminaba hacia la salida me olvidé un poco del tema porque había un grupo de policias cacheando a un hombre trajeado mientras los perros olisqueaban su maletin, sinembargo al salir al exterior y encontrar al tipico chofer con el cartelito esperando con las siglas A.A.S. volví a mi juego de espias.
Realmente no tenía nada mejor que hacer esa tarde asi que decidí esperar a un lado tomando algo en la cafetería para ver a quien recogía el chofer.
Una vez habían salido la gente de mi tren, el chofer seguía esperando, pero bajó el cartel e hizo una llamada de telefono. Mientras hablaba, miraba a su alrededor, y derrepente se fijó en mi, asintió y se me acercó mostrandome el cartel.
-¿Arthur Arscroft?
Esto era demasiado divertido como para dejarlo aqui.
-Yes
-¿Habla usted castellano?
No quería ser descubierto asi que puse un poco de acento como a mi me sonaba que un Arscroft debería hablar.
-Shi, hablou un poco el espaniol.
-¿Me acompaña por favor?
-Va a llevharme usted a mi houtel?
-No hay tiempo ahora, le llevaré más tarde, el señor Ling está preparado.
-Okey
Mientras estabamos en el coche que no resulto ser una limusina sino algo más sencillo sin perder la clase, me preguntaba que pensaría el señor Ling al encontrarme, si se daría cuenta de que yo no soy Arthur Aracroft, y sobretodo, qué esperaria de mi.
Llegamos a un hangar en una zona poco fecuentada por seres vivos aparte de ratas, cucarachas y otros humanos similares. Y alli se detuvo el coche.
Vale, ahora estaba empezando a dudar si había sido buena idea jugar a Bourne.
El chofer no bajó a abrirme pero me dió a entender que debía bajarme. Dos chinos grandes y calvos protegían una puerta oxidada y uno de ellos la abrió mientra el otro gruñia un poco.
Dentro un largo pasillo oscuro que al final tenia una puerta apenas iluminada. Caminé oyendo los ecos de mis propios pasos. Llegué a la puerta donde se leia claramente Hua Ling.
Abri la puerta y me encontré una habitación bastante oscura y en el medio, una mesa en la que estaba tumbado un hombre asiatico, inconsciente, inmovilizado con grilletes a la mesa.
MIERDA.
O Hua Ling significa "Qué putada" o es este señor.
Ni la habitación ni el pasillo parecían tener ventanas y estaba seguro de que tras la puerta por donde entré, seguian los gorilas gruñones.
Ahora si que había dejado de gustarme ser james bond
Aunque realmente tampoco sabía qué esperaban de mi. Por un momento pensé en si el señor Ling estaría muerto y me acerqué, y junto a el en una pequeña mesita encontré una llave.
Intenté usarla para abrir los grilletes y en ese momento tuvo un espasmo.
Joder que susto, esas cosas no se hacen, y menos aqui en este sitio...y menos a mi....
De todas formas la llave no entraba en el candado de los grilletes asi que sólo había otra posibilidad.
Saqué la caja que me había dado mi "amiga" del tren y probé la llave en su cerradura.
CLICK
Abri la cajita aterciopelada y dentro había una jeringuilla llena de un liquido verde...
Vale. Ahora todo tenía más sentido, esta gente me quiere de verdugo. Guay.
Ahora. ¿COMO LECHES SALGO DE AQUI?
Diez minutos después seguía igual, pero más acojonado y todavía sin plan. Pero ya me estaba planteando otras posibilidades...
A lo mejor es una jeringuilla llena de medicina...¿No ves que el pobrecito está mal?
Aparte ¿A mi qué me importa este Hua Ling? Me importo yo, y aqui y ahora es o le planto la jeringa o...Preferiría no pensar en el resto de posibilidades.
Cogí el liquido verde y me acerqué al cuerpo.
-Señor Ling, nada de espasmos ahora ¿ok?
Y ¿Donde clavo yo esto?
Despues de pensar todas las posibilidades decidí que en el cuello, si es mortal, que actue lo más rapido posible...
La clavé de golpe y vacié el émbolo.
-Venga, venga...
Saqué la jeringuilla y me alejé dos pasos. La imagen de la heridita en el cuello con el reguero de liquido verde saliendo de ahí no era muy agradable.
Bueno...
Ya está....
Esto era todo ¿no?
Recogí mi maleta y me dirigí hacia la puerta.
Sinembargo un ruido burbujeante me detuvo apenas habia tocado el picaporte. Miré de nuevo al señor Ling. Su cuerpo se había inflado 3 veces su tamaño y se había puesto verde como el liquido que le había inyectado.
Mierda, a lo mejor debí inyectarlo en otro sito.
Los grilletes saltaron en mil pedazos y de la garganta del señor Ling comenzó a salir un ruido gutural.
Su cuerpo seguía aumentando de tamaño y de golpe abrió los ojos y me miró.
El ruido gutural subi un tono y yo decidí que era el momento de salir de allí.
Abrí la puerta y corrí por el pasillo mientras oia a mis espaldas como la masa antes conocida como Hua Ling comenzaba a perseguirme destrozando a su paso el metal.
Los gorilas me miraron sorprendidos, pero enseguida tuvieron algo más grande de lo que sorprenderse.
Yo seguí corriendo hacia un descampado que había cerca. En un vistazo rapido a mi espalda vi como uno de los gorilones era aplastado como una uva.
Al ser de noche no me di cuenta de que el descampado estaba rodeado de una valla metalica. Choqué contra ella, caí al suelo y perdí el sentido.
Cuando desperté era de día, además había un sol horrible que me había quemado toda la piel de la cara y los brazos.
No había rastro de Hua Ling y de entre los escombros del hangar recuperé mi maleta...
Y bueno...
Esto fue lo que me sucedió, asi que lo siento pero no...
No le cambio el asiento.
Entrada número 100 del blog
:D
Fiestaaaaaaaaaa blog!
Cumplentradas feliiiiiz
Cumplentradas feliiiiiz
Te deseamos todos
Continues asiiii
:D
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Cumplentradas feliiiiiz
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