sábado, 16 de enero de 2010

Ecos de Destrucción

Hay dias que en mi cabeza tan solo retumban los ecos de la destrucción.

Como en un mad max apocalíptico en el que la gasolina vale mas que la vida.

Desprecio la vida de esos pequeños insectos de formas humanoides que me rodean.

Ellos no se dan cuenta...

Soy yo...

Y ellos no se dan cuenta...

Mis sueños megalomaniacos me regalan imagenes en las que con mis 50 pies de altura disparo rayos azules por los ojos caminando entre rascacielos y trozos de mi barba ardiente aterrizan sobre esos diminutos seres que intentan huir de mi sin conseguirlo.

Mi risa hecatombica rebota contra las fachadas reventando los vidrios que llueven hiriendo a jovenes pechugonas que corren sin apenas ropa heridas por la ducha de cristales mientras se tapan los oidos con la mano para evitar ensordecer por mi grito.

Me detengo. El suelo vibra por mi ultimo pisoton. El metro colapsa y la joven pechugona cae de sus tacones. Y llora al encontrar la sangre que mana de su nariz.

Disfruto ignorando el insulso ataque de esos pequeños avioncitos que dan vueltas a mi alrededor disparandome con sus inutiles y diminutas metralletas. Mi gruesa piel apenas percibe los proyectiles y lo único de lo que podria quejarme seria del incomodo ruido de sus motores de hojalata.

Una pequeña hembra humana me mira aterrorizada desde la ventana, pero sus ojos no mienten. Piensa en el tamaño de mi enorme sexo.

Destrozo ese edificio al apoyarme sobre el.

Hay dias que en mi cabeza tan sólo retumban los ecos de la destrucción.

Y es porque todo ese torbellino de destrucción megalomanica en el que me vi envuelto, desemboca irremediablemente en un oasis de paz.

Una pequeña cascada, ún arbolito fresco y jugoso, un claro en el bosque y yo ahi sentado, como un niño preparado para jugar con el barro.

Una guitarra, las notas melodiosas de esa estupenda nueva cancion me mecen y dentro de mi propio sueño me duermo a mi mismo mientras en mis oidos se diluyen los acordes entre los ecos de la destrucción...

3 comentarios:

mami nicolasa dijo...

Sí, a veces vivimos cierto tremendismo que desata tormentas enormes que creemos que nos superan a nosotros mismos, pero que a pesar del desasosiego y la reverberación producida, siempre que queramos pueden transformarse en universos tranquilos llenos de satisfacción y de paz. Eso es lo mejor.

Mami nicolasa

Mami nicolasa dijo...

Javi, me encanta cómo escribes. Te animo a que sigas, es especial. Lo digo en serio. Las letras de tus canciones también son geniales.

Mami nicolasa

Laura Mequinenza dijo...

:) Lo mejor de todo es que he imaginado la voz que ponías en cada momento del relato, y al final te he imaginado con esa risilla de niño bueno que pones siempre, con un niño con los bolsillos llenos de caramelos.

" y la mujer pensando... con tremendo tamaño ¿Por dónde?"